jueves, 3 de noviembre de 2011

Apología histórica del nacimiento humano

I - Propaganda luminosa
Una religión es lo que os vendo. Criadla, enseñadla y podrá vivir por si sola. Ella sola buscará su alimento; cabezas ajenas hasta la enagenacion, cabezas sanas hasta la enfermedad. El depredador anda suelto, vosotros lo acunasteis con vuestras almas, debeis encontrarlo ahora. La realidad huyó hace tiempo engañada por la fiera. Lo único que queda de ella son remotas gotas de oscuridad en esta deslumbrante y tóxica luz, luz que devora cada cadáver como si del último se tratase. Cuanto mas le odies más fuerte se hará.

II - La televisión
Bienvenido sea aquel que llora por lágrimas y que mata por muertes. Bienvenido aquel que traiga más hogueras de mentes, mente sanas algún día, pero marchitas. Mentes putrefactas que piden la clemencia de quien las devoró hace tan solo segundos.
Ahora que nosotros los decapitados reinaremos en este valle de la muerte. Donde el desértico hielo fogonea a través de nuestrar retinas, diciendonos que las ratas también son comestibles, diciendo que seamos canibales.

III - La enfermedad es la virtud de la Luna
Aquellos días acabaron, regocijémonos en nuestro cadáveres mientras la luz se sobrepone a las manzanas ocultas en el hielo, como si de una criptorquidia se tratase. La enfermedad no es la virtud, dijo el depredador montado en el tren cuyo humo eclipsaba la luna, luna de oscuridad.

IV
El planeta temblaba, ahora muerto está. Estaba demasiado viejo para gritar, demasiado muerto para morir. Ahora que la luz no tiene límites, gotas de oscuridad levantaos. Haced de lo infinito el fin, haced del hielo el papel, haced de vosotros un yo, haced de la luz la oscuridad.

V - Jugando al rey del suicidio
Yo, rey del suicidio, os invoco. Vuestra cena está servida. Millones de cuerpos etéreos os pertenecen. Poseeis lo que me destruirá, vuestras cabezas son bombas, pero el detonador soy yo. La sangre ya os llega al cuello. Vuestro cielo violeta hoy será blanco. Vuestras piernas tiemblan, débiles máquinas de mí. Arded para alimentar mi hoguera. Temblad para mantener mi alma. Pensad para destruir la luz.

VI - Cordero de Dios
Los perros hablan de ti como si lo mejor ya hubiera pasado. Tu adicción cada vez es más fuerte. Nuestras manos te sujetan, pero tu las apartas para caer al suelo una vez más. El barro se acerca a ti, impregna tu rostro. La húmeda farsa se rompe en trozos de placer, en migas que picotean tu cadáver. Cuenta hasta seis, dijo el ruso, pero no te hizo falta. Ella te eligió a la primera porque yo tatué tu nombre en su frente, yo la ordené ir a por ti. No hizo falta la sexta oportunidad. Aprovecha ahora de arrastrarte a esa cámara; si te ven, volveras a ser un mártir. Sin embargo, si en silencio y soledad mueres, estarás acabado