Hace mucho que vengo hablando de la importancia de la época de Transición que vivió España tras el franquismo, pero creo que ahora, más que nunca, es necesario recordarle a la sociedad la relevancia de proteger esta democracia nuestra que se ha ido rompiendo desde el mismo momento en que se firmó la Constitución de 1978. Tras la muerte del dictador, el rey Juan Carlos y el símbolo por excelencia de nuestra Transición, Adolfo Suárez, lucharon por construir un nuevo Estado basado en los ideales de igualdad, libertad y derechos. Fue un período intenso y sufrido, pero lo consiguieron. Por primera vez en mucho tiempo, España parecía haber alcanzado una estabilidad política que se merecía desde el día en que nació.
Pero nosotros solitos nos hemos encargado de despedazar nuestros propios derechos. Una sociedad inculta, pasiva, violenta y unos políticos vergonzosos, irresponsables e incapaces. Hemos convertido España en una pseudo-democracia donde el pueblo ya no vale nada; las manifestaciones se convierten en un sin sentido invisible para gobierno y oposición.
Pero ha llegado por fin nuestro momento, la única y efímera ocasión que tenemos para hacernos oír: el voto es nuestra voz, nuestro grito desesperado exigiendo justicia y progreso. Demostremos que el esfuerzo de la Transición no ha sido en vano. ¡Recuperemos nuestra democracia! Es hora de que se pronuncie todo aquel que sienta la necesidad de cambio en España, porque un pueblo unido es una Nación invencible. El voto no es solo un derecho constitucional; la soberanía nacional es una obligación moral, un privilegio que la sociedad ha estado rechazando durante los últimos años, más por pereza que por otra cosa.
El pasado no se puede cambiar y ya es demasiado tarde para lamentarse. España está pasando por tiempos difíciles que nuestro gobierno parece incapaz de solucionar. Es entonces cuando tenemos que ser nosotros quienes cambiemos la historia.
“Si quieres democracia, VOTA”
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